sábado, 26 de octubre de 2013

Monsanto


El engaño de Monsanto




Semillas de suicidio : Las semillas transgénicas de Monsanto y el holocausto de los agricultores indios.

“Monsanto es una empresa agrícola. Aplicamos la innovación y la tecnología para ayudar a los agricultores de todo el mundo a producir más conservando más”.
“Producir más y conservar más mejorando la vida de los agricultores”.

Estas son las promesas que encontramos en el sitio web de Monsanto India, acompañadas por fotografías de sonrientes y prósperos agricultores del Estado de  Maharashtra. Se trata de un intento desesperado de Monsanto y de su maquinaria de relaciones públicas para desvincular la epidemia de suicidios de agricultores indios del creciente control que ejerce la empresa sobre el suministro de semillas de algodón (actualmente Monsanto controla el 95% de las semillas de algodón de la India). 

El control de las semillas es el primer eslabón de la cadena alimentaria ya que las semillas son la fuente de la vida. Cuando una empresa controla las semillas controla la vida, especialmente la vida de los agricultores.

El concentrado control que Monsanto ejerce sobre el sector de las semillas tanto en la India como en todo el mundo es un hecho altamente preocupante y es lo que conecta entre sí los suicidios de agricultores en la India, los juicios “Monsanto versus Percy Schmeiser” en Canadá y “Monsanto versus Bowman” en los EEUU, y la demanda por valor de 2.200 millones de dólares interpuesta contra Monsanto por agricultores brasileños por injusto cobro de royalties.

Gracias a sus patentes de semillas Monsanto se ha convertido en el “Señor de la Vida” de nuestro planeta, recaudando ingresos en concepto de renovación de la vida de los agricultores, los criadores originales.

Las patentes de las semillas son ilegítimas porque introducir un gen tóxico en una célula vegetal no es “crear” o “inventar” una planta. Las semillas de Monsanto son semillas de engaño: el engaño de decir que Monsanto es creador de semillas y de vida, el engaño de que mientras Monsanto demanda a los agricultores y los asfixia en deudas pretende hacernos creer que trabaja en pro de su bienestar, y el engaño de que los OGM (organismos genéticamente modificados) están alimentando al mundo. Los OGM no están consiguiendo controlar las plagas y las mañas hierbas, y en cambio han provocado la aparición de superpestes y superhierbas.

La entrada de Monsanto en el sector indio de las semillas fue posible gracias a una política de semillas impuesta en 1988 por el Banco Mundial, que obligó al Gobierno de la India a desregular el sector de las simientes. Cinco cosas cambiaron con la entrada de Monsanto: en primer lugar, las empresas indias quedaron encadenadas en joint-ventures y acuerdos de concesión de licencias y aumentó la concentración en el sector de las semillas. En segundo lugar, las semillas que habían constituido el recurso común de los agricultores se convirtieron en “propiedad intelectual” de Monsanto, que comenzó a cobrar regalías por ellas haciendo que aumentara su coste. En tercer lugar, las semillas de algodón de polinización abierta fueron desplazadas por las semillas híbridas, incluidas las híbridas transgénicas. De esa manera, un recurso renovable se convirtió en un producto patentado no-renovable. En cuarto lugar, el algodón, que hasta entonces se había cultivado en combinación con otros cultivos alimentarios, ahora debía ser cultivado en régimen de monocultivo, lo que implicaba mayor vulnerabilidad ante plagas, enfermedades, sequías y malas cosechas. En quinto lugar, Monsanto comenzó a subvertir los procesos de regulación de la India y, de hecho, comenzó a utilizar recursos públicos para impulsar sus híbridos no renovables y sus transgénicos a través de las llamadas asociaciones público-privadas (PPP/Public-Private Partnerships).

En 1995 Monsanto presentó en la India su tecnología Bt a través de una joint-venture con la compañía india Mahyco. En 1997-98 Monsanto comenzó a ensayar ilegalmente sobre el terreno su algodón transgénico Bt y anunció que al año siguiente iniciaría la venta comercial de las semillas. Desde 1989 la India cuenta con una normativa para regular los cultivos transgénicos en el marco de la Ley de Protección del Medio Ambiente. Para realizar ensayos con cultivos transgénicos es preceptivo obtener la correspondiente autorización del Comité de Aprobación de Ingeniería Genética dependiente del ministerio de Medio Ambiente. La Fundación de Investigación para la Ciencia, Tecnología y Ecología demandó a Monsanto ante el Tribunal Supremo de la India y Monsanto no pudo empezar a comercializar sus semillas de algodón Bt hasta el 2002.
Y tras el informe condenatorio del comité parlamentario de la India sobre cultivos Bt de agosto del 2012, el panel de técnicos expertos nombrados por la Corte Suprema recomendó una moratoria de 10 años para los ensayos sobre el terreno de cualquier tipo de cultivo transgénico así como la paralización de todos los ensayos en curso.
Sin embargo, para entonces la agricultura india ya se había transformado.

El monopolio de Monsanto sobre las semillas, la destrucción de las alternativas, la obtención de superganancias en concepto de regalías y la creciente vulnerabilidad de los monocultivos ha creado un contexto que propicia el incremento de las deudas, los suicidios y la angustia agrícola que alimenta la epidemia de suicidios de los agricultores indios. Este control sistémico se ha intensificado con el algodón Bt. Por eso la mayoría de los suicidios se producen en la franja algodonera.

Una asesoría interna del Ministerio de Agricultura de la India de enero del 2012 informó de lo siguiente a los Estados indios productores de algodón: “Los productores de algodón atraviesan una profunda crisis desde que optaron por el algodón Bt. La ola de suicidios de agricultores en 2011-12 ha sido particularmente severa entre los productores de algodón Bt”.
El Estado indio con mayor superficie dedicada al cultivo del algodón Bt es Maharashtra, que es también el lugar donde los suicidios de agricultores son más numerosos. Los suicidios aumentaron tras la introducción del algodón Bt: la recaudación de royalties por parte de Monsanto y el elevado costo de las semillas y los productos químicos han ahogado en deudas a los campesinos. Según datos del Gobierno de la India, casi el 75% de la deuda rural proviene de la compra de insumos. A medida que crecen las ganancias de Monsanto crece también la deuda de los agricultores. Es en este sentido sistémico en el que las semillas de Monsanto son semillas de suicidio.

El punto culminante de las semillas de suicidio lo constituye la tecnología que Monsanto ha patentado para crear semillas estériles (apodada “Tecnología Terminator” por los medios de comunicación, la tecnología de semillas estériles es un tipo de Tecnología de Uso Restrictivo de Genes [Gene Use Restriction Technology – GRUT] en virtud del cual la semilla producida por un cultivo no puede reproducirse: las cosechas no producen semillas viables o producen descendientes viables con genes específicos apagados). El Convenio sobre la Diversidad Biológica ha prohibido su uso. De no haberlo hecho, Monsanto habría obtenido con sus semillas beneficios incluso mayores.

El discurso de Monsanto sobre “tecnología” trata de ocultar que su verdadero objetivo es el control de la simiente y que la ingeniería genética es simplemente un instrumento para controlar semillas y alimentos a través de patentes y derechos de propiedad intelectual.
En el Acuerdo de la OMC sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio un representante de Monsanto admitió que ellos son “simultáneamente la persona que diagnostica al paciente y su médico” cuando redactan sus patentes sobre formas de vida que van desde los microorganismos hasta plantas. Impedir que los agricultores guarden semillas y que las utilicen de forma soberana era el objetivo principal. Actualmente Monsanto está ampliando sus patentes a las semillas mejoradas convencionalmente, como es el caso del brócoli, el pimiento o el trigo bajo en gluten que había pirateado de la India y que denunciamos ante la Oficina de Patentes Europea como un caso de biopiratería.

Por eso hemos puesto en marcha  fibres for freedom(Fibras de la libertad) en el corazón del cinturón suicida del algodón Bt de Monsanto en Vidharba. Hemos creado bancos comunitarios de semillas autóctonas y ayudamos a los agricultores a que se pasen a la agricultura orgánica. Sin semillas transgénicas no hay deuda ni suicidios.
 Vandana Shiva
La autora es directora ejecutiva de la Fundación Navdanya




¿Cuánta indignación puede una sola multinacional inspirar? ¿Cuántos daños puede causar? La nueva asombrosa película. El Mundo Según Monsanto, se trata de una compañía que fija un nuevo estándar. De Iowa a Paraguay, de Inglaterra a la India, Monsanto está arrancando de raíz nuestros alimentos y reemplazándolos con sus productos creados genéticamente. Y a medida que lo hace, los granjeros, las comunidades y la naturaleza se convierten en daños colaterales.

The Gazette dice que la película “le congelará la sangre en las venas.” The Hour dice que es "una película horrorosa" que merita "furia". Pero aún más importante, esta película de importancia fundamental nos abre los ojos justo a tiempo.
La película es el trabajo de la celebrada y premiada directora de cine francesa, Marie-Monique Robin, cuyos tres años de trabajo en cuatro continentes revelan porqué Monsanto se ha convertido en el prototipo de la influencia corporativa maligna para el gobierno y la tecnología. Combinando documentos secretos con relatos de las víctimas, de los científicos y de los diseñadores de políticas, nos conduce a través de una tela de informes engañosos, de tácticas de presión, de la complicidad, y de intentos de corrupción. Y vemos cómo la compañía sistemáticamente engañó a gobiernos a permitir alimentos peligrosos modificados genéticamente (MG) a formar parte de nuestra dieta – con Monsanto encargado de determinar si son o no peligrosos.

Engaño. Engaño. Engaño
La historia de la compañía con algunos de los químicos más tóxicos que se hayan producido, ilustra porqué no se puede confiar en ella. Pregunte a los habitantes de Anniston, Alabama, donde la fábrica de PCBs de Monsanto secretamente envenenó a la vecindad durante décadas.. Cuando finalmente el gobierno fue informado, "en vez de tomar partido por la gente que estaba siendo envenenada", se pusieron de parte de Monsanto.
La compañía produjo el Agente Naranja, el defoliador que causa cáncer y defectos congénitos, rociado sobre Vietnam. Según William Sanjour, quién manejaba la División de Deshechos Tóxicos de la EPA, "se negaron prestaciones sociales a miles de veteranos" porque "los estudios de Monsanto demostraban que la dioxina [el ingrediente principal] no era un cancerígeno humano". Pero su colega de la EPA, Cate Jenkins, descubrió que Monsanto supuestamente había falsificado datos. Cuando ella solicitó a la EPA repasar los estudios viciados, dice Snajour, "no hubo investigación de Monsanto… a la que investigaron fue a Cate Jenkins, ¡la denunciante! Le volvieron la vida un infierno".
El cáncer también estaba implicado en investigaciones por el Profesor Robert Bellé, del herbicida Roundup de Monsanto. Pero su administración le ordenó "no comunicar [sus] resultados debido a las dudas sobre los OGMs que aún quedaban". Monsanto tiene la patente de 90% de los OGMS (Organismos Genéticamente Modificados) cultivados en el planeta, la mayoría de éstos modificados específicamente para tolerar la aplicación del Roundup.
Golpes de estado corporativo
Las previas manipulaciones de Monsanto fueron apenas calentamientos comparadas con la toma virtual de posesión del gobierno utilizada para aprobar los alimentos MG. El problema al que Monsanto se enfrentaba era que los OGMs son intrínsecamente peligrosos. Pueden crear efectos secundarios peligrosos. Ése era el consenso de los científicos de la FDA, según 44.000 documentos de la agencia hechos públicos por un pleito. Pero el documento más importante, la política oficial de la FDA, afirmaba que los OGMs no eran substancialmente diferentes y que no sería necesario hacer pruebas de seguridad.
El anterior coordinador de bioténica de la FDA, James Maryanski, reconoce que esta norma fue el resultado de "una decisión política", no científica. De hecho, la persona asignada políticamente a la FDA, Michael Taylor era el encargado. Taylor era anteriormente abogado, y más adelante vicepresidente, de Monsanto.
Hay metraje (de cine) que muestra al Vicepresidente George Bush en una instalación de Monsanto ofreciendo ayuda para pasar sus productos por la burocracia del gobierno. Y Dan Glickman, anterior Ministro de Agricultura de EEUU dice, "cuando abrí la boca en la administración de Clinton [acerca de las flojas regulaciones de los OGMs], me dieron mis cachetadas"
Tony Blair, el primer ministro británico pro-OGM administró sus propias cachetadas. Cuando uno de los científicos más importantes del Reino Unido descubrió evidencia de que los alimentos MG causaban serios efectos secundarios, "dos llamadas telefónicas desde Downing Street al director" resultaron en su despido repentino después de 35 años.
Granjeros devastados
Los granjeros por todo el mundo sufren a manos de Monsanto. Demandan a los granjeros en los EEUU.;  Sacan a los granjeros suramericanos de sus tierras para abrir campo a la soja MG, o los envenenan con Roundup; y decenas de millares de granjeros en la India endeudados, cuyas inversiones en al algodón MG de Monsanto se fueron al suelo, se han suicidado. Los granjeros mexicanos están descubriendo plantas de maíz MG de forma rara, lo que sugiere que cuando el maíz MG se cruza con las variedades tradicionales, hay mutaciones en los descendientes.

Reemplazo de la naturaleza
Monsanto domina el mercado de semillas y muchos están preocupados. La renombrada física y organizadora comunitaria Vandana Shiva dice, "Si controlan las semillas, controlan los alimentos; lo saben, es una estrategia. Es más poderosa que las bombas, es más poderosa que las armas. Ésta es la mejor manera de controlar a los habitantes del mundo.”
El Mundo Según Monsanto está bien nombrada. Es sobre Monsanto intentando reconstruir el mundo a su propia semejanza, para su propio provecho. Se proponen substituir (y patentar) las existencias de alimentos completamente. Y puesto que su contaminación genética se auto-propaga en el medio ambiente, superará los efectos del calentamiento global y de los deshechos nucleares.
Semejante influencia permanente y extensa puede ser peligrosa con cualquier individuo o compañía. Con la historia de Monsanto, los resultados pueden solamente ser catastróficos.
Este convincente documental podría ser la inspiración para un rechazamiento global de los  planes de Monsanto para nuestro mundo. Si es así, será la película más importante de la historia.

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